- ¿No te has levantado? Son las 6:30 y nos recogen a las 6:50.
El ambiente parecía tenso y la verdad era normal teniendo en cuenta que dos días antes se había visto por allí una dramática pelea entre una pareja, él iba armado y aun hoy la policía intentaba pillar a los responsables de semejante escándalo causante del quebradero de cabeza de cada uno de los buitres (esto emm... empresarios quería decir) que en el centro comercial tenían su tienda. El caso es que ante tanto revuelo no me sentía tranquila paseando por allí y no paraba de pensar en que cualquier maniaco podía salir de alguna esquina o tienda, pero no, quien apareció fue una compañera de clase de mi último año de universidad (aunque pensándolo bien tampoco iba mal del todo con la idea previa), una mujer dotada de un pesimismo y una convicción capaz de hacer creer a cualquiera que tras la guerra de Vietnam el mayor drama histórico ha sido su vida y que de hecho la guerra fue una historia tan dura solo por el impulso de lo duro que ya es vivir en sí... (y si es su vida ni te cuento, más que nada por no deprimir). Y allí estábamos charlando sobre lo “mal” que le había ido estos últimos meses, total, que entre “desentendimientos”, problemas de salud y tragedias que aunque aun no estaban presentes ella sabía a la perfección que vendrían pronto, yo conseguí huir, ¡un escaqueo rápido vamos!.
Me fui a casa sin bolsas en las manos y con un dolor punzante en la cabeza. Al llegar necesitaba desconectar y paradójicamente para ello me conecté al facebook (la doble y horrible moral de las redes sociales me puede en las horas muertas, lo confieso). Aquella mujer tenía razón, la tragedia aun estaba por llegar, entre enlace, enlace, enlace y el amigo del amigo del amigo del primo del tio del amigo allí estaba él bajo un ridículo nombre en spanglish, ¡se había abierto un facebook! Pero si siempre lo había odiado y también a mí por entrar a formar parte de ese juego “freak y antisocial”, claro que ahora era adorable tenerlo y poder lucir su maravillosa vida crepuscular junto a una rubia llamada Patricia. Lo sé, lo huelo, lo siento y me duele. Estoy segura de que se la come a dentadas cada noche sin dejar más rastro que su olor corporal y sus leves muestras de afecto (esas que no llegué a conocer personalmente), a mí sin embargo solo me comió el ya putrefacto corazón asqueado de tanto vaivén y con crisis de identidad. ¡Horror! Acto seguido hice un amago de hiperventilarme frente a una de las mil fotos abochornada por el surrealismo de tantas ideas perras apelotonadas y pronuncié en alto “un mes de chocolate bastará para sanarme”. AMEN
¡¡¡SALTO DE ESCENARIO!!!
Una cueva de importancia histórica, oscuridad y Zombies (me había colado en el viejo sueño de una amiga), la mezcla no era nada apetecible y a todas estas si había alguien a quien quisiera convertir en Zombie sería a aquella hortera de Patricia con el pelo casi tan blanco como su bolso.
- ¿No te has levantado? Son las 6:30 y nos recogen a las 6:50.
- Sí, desde luego, allá voy, que si la vida es sueño la jodimos...
P.D: últimamente mi vida onírica es tan estresante que hasta me alegro de regresar temprano a mi realidad palpable, y no, madrugar nunca fue lo mío... ¿DEBERÍA PREOCUPARME?
P.P.D: si le hubiese hecho caso a Sabina en su momento con eso que me decía de las pastillas para no soñar no tendría este tipo de sueños ahora.
[Reflexión desde la cotidianidad: el colacao light es una mentira, ¡pero que mentira más rica!] (no es por hacer publicidad, es que después de tanto ajetreo nocturno no estoy pa´ café ¡AY!).
Me consta que esta entrada es muy freaky y muy poco seria pero es que ya no podía hacer otra cosa, tenía que compartir mínimo una de las aventuras nocturnas de las últimas semanas, si me las sigo quedando para mí todas no sé que podré hacer conmigo luego!
ResponderEliminarP.D: ¡ni conmigo ni con el enano que me persigue en algunas de ellas!jajaja
Besos
Te he agregado a mi lista de blogs.
ResponderEliminarEncanta de poder leerte.
:)