jueves, 27 de enero de 2011

Experiencias On-íricas




Tras un tiempo recreándome en la calma nocturna miles de imágenes han venido a entretener a paso rápido mi cabeza una vez más (o dos, o tres, o cuatro, o ...). Ahora lo hacen con banda sonora de vez en cuando, lo cual hasta se agradece.

Han pasado 10 horas desde que el apagón de una tenue luz y una nube de ácaros procedente del cierre de un libro transformaran mi cuarto en un punto clandestino en el que emociones y fantasías entran a hurtadillas apropiándose de mi fase REM sin consentimiento previo (esta vez no he firmado nada). En mis sueños me busco, en mis sueños me desencuentro y en contados casos hasta doy conmigo. Y sí, hoy estoy dispuesta a compartirlos con la consiguiente duda: ¿que diría el psicoanálisis de una tipa que empieza soñando que un asesino en serie se está cargando a todos sus amigos íntimos y dejando sus cuerpos troceados en las casas de los que van quedando vivos como aviso? ¿Y si posteriormente se despierta incómoda y decide volver a dormir para encontrarse con un señor de bigote cuya mirada intimida infinitamente?

Claro que igual el diagnóstico no llegaría a ser tan negativo como cabe esperar, porque por lo menos, así por suavizar las cosas el último sueño se le ha presentado en forma de puré de patacas con su rostro hecho a base de cromáticas verduras que lo decoraban...

P.D: si alguien tiene solución a esto le invito a un café y que me la cuente.

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