Nunca fuimos tan diferentes. Desmigajando seres, saboreando
sus restos hasta sentir que interiorizaba parte de ellos… así nutría la esperanza de ser único aún a
costa de carnaza ajena. Vapor de calumnias insensatas que aún hoy desde su
cuerpo acierto a exhalar una vez al día (siempre con las agujas clavadas en la misma coordenada atemporal que en mí habita).
Nunca fuimos tan iguales: asfixia bajo el calor inhumano de
quien sufre su propia combustión espontánea. Tal vez te consumas para resurgir
o quizá la ignorancia precaria de tu córnea vacía de criterio te haya consumido ya mucho antes.
Simplemente no lo sé…
P.D: si de aquí a que se derrita la transparencia de la última piedra de hielo
que miro con fijación no lo he adivinado, dejaré de buscar la respuesta.
Buenas noches.
hola prima soy alba mari me ha enseñado tu blog y esta guapo bueno visita el mio y mira a ver si t gusta
ResponderEliminar