sábado, 3 de abril de 2010

"Causas menores, menores sin causa"

Hace ya bastante tiempo del inicio de este blog, con mayor o menor sentido se le dio el nombre que aun lleva, y lo cierto es que son muchas las veces en las que me he parado a pensar en distintos "paraísos llenos de sueños rotos" en el significado que cada uno le podrá encontrar a estas pocas palabras y sobretodo, en como los percibo hasta los topes de retales, que “casualmente” suelen estar ilustrados sobre las distintas sociedades que a paso devastador pisamos y tratamos de formalizar.

Son ya muchos reflejos los acumulados sobre esta idea (aparentemente abstracta) los que por momentos ennubilan mi visión sin más, en tantos ámbitos... (emocionales y terrenales) que utilizar el subjetivísimo termino "paraíso" en singular, cuando de vertientes entrópicas se trata, me resulta de lo mas paradójico. Sin embargo he de pararme a reconocer que entre andanza y andanza he conocido uno de los que probablemente mas despedazado pueda estar; la “subvida” latente de tantas personas perdidas, o quizás no encontradas tan siquiera a destiempo, que ahora son todo y parte del justo punto en el que convergen legalidad, autoestima, moral, educación, afecto, apoyo y falta de fe entre otros tantos factores que nos pueden dejar, de un momento a otro, al borde de la marginalidad.

¿Soy solo yo la persona que se satura al leer tantos motivos enfermizos para el desplome del yo y su mismísimo alter ego? (y aun peor a sabiendas de que podría alargar la lista unas treinta líneas más de seguir añadiendo) ¿y es que soy solo yo el sujeto que se aterra por encontrar entre desencuentros a tantos seres llenos de carencias a las afueras de la pétrea ciudad individualista que aquí, en mi y desde mi sigue creciendo? Si es así, me apunto una observación más en mi lista de "pastillas para no soñar". Me apunto a la vida que se siente vida y no bombeo energético deshumanamente industrializado, que no hace más que generar esa sarta de mentiras que pone nombre de autonomía y progreso al egoísmo social, eterno culpable del cierre de puertas a aquellos que no supieron o no pudieron llegar a buen puerto.

Me declaro pobre e insolvente ante la gran deuda que siento que tengo con los que se fueron, los que estamos y los que vendrán cuando leo conflictos ajenos descritos por la "inerte" demagogia legal y aun así no veo letras sino miradas. La mirada de algún menor para el que el viento hace mucho no sopla, que no sueña con tener castillos sino tan solo una casa, que no aprendió que la amistad no se canjeaba por armas alucinógenas ni por la propia integridad que le vino dada, y sobretodo, la desafiante y tan vacía mirada de ese muchacho que se desgarra en forma de grito o agresión porque algún día de reyes o cumpleaños le pudo visitar en persona el mismísimo "Action man" pero nunca el abrazo y la admiración de su madre.





P.D: siento tanta falta de tildes pero mi batalla contra el spyware para hacer buen uso del teclado sigue estando a cero.

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