viernes, 2 de julio de 2010

¡El carnaval de lo Políticamente Incorrecto!

DEFINICIÓN DE POLÍTICA SOCIAL

“Se conceptualiza a la política social como el conjunto de directrices, orientaciones, criterios y lineamientos conducentes a la preservación y elevación del bienestar social, procurando que los beneficios del desarrollo alcancen a todas las capas de la sociedad con la mayor equidad. Se define así a la política social como la forma que por medio de estrategias y políticas concretas tiene el Estado para construir una sociedad cohesionada y equitativa. En una perspectiva de mayor equidad e integración social, la política social tiene como fin principal facilitar la convergencia entre los intereses individuales y los intereses comunes de la sociedad. Las políticas sociales y sus expresiones programáticas, entendidas en un sentido amplio, incluyen intervenciones sectoriales clásicas (educación, salud, seguridad social, vivienda, infraestructura básica) así como las tendencias a desarrollar acciones focalizadas en la pobreza.”


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00:45 am ; no consigo pensar con claridad y redactar menos, pero agradezco más que nunca tener la posibilidad de hacerlo. Mi vida transcurre entre un TDT pixelado, una “Muy interesante” de Julio del 2008, un ventilador que a juzgar por el ruido que hace podría explotar en cualquier momento y una sábana de franela con la que cubrirme en el sillón más duro que haya podido probar en mi vida, lo cual a mi cervicalgia no parece venirle nada bien. Para completar este diario que parece ser el de alguna dulce octogenaria lista para sacar galletas del horno, diré que mi cabeza empieza a no soportar el ruido que hacen los gatos que recorren la azotea sin parar.

Este no es mi sitio, o tal vez sí pero solo de manera transitoria, y por motivos pasajeros que hoy se suben a mi espalda gracias a la audaz capacidad de algunas personas para delegar sus responsabilidades en los demás y por supuesto, haciéndolo con la habilidad de sentirse bien a costa de la humillación que se genera desde la más soberbia soberanía (“autoadjudicada”). En este caso, nos encontramos ante un individuo para el que el concepto de respeto poco tiene que ver con el diálogo y mucho menos con los valores que priman dentro de su “ecosistema social” no siendo él el principal beneficiario de estos. La definición citada al principio no era ilógica ni mucho menos casual, era el reflejo conductual e ideológico que gente como el protagonista de nuestro texto ve de sí al mirarse al espejo, es el término con el que se llenan la boca cuando hablan de su perspectiva político – social esa que para ellos lo abarca todo, y gracias a la cual se inflan de orgullo frente a alguna urna cada cuatro años repartiendo sus fieles votos y frases como “nunca entenderé a aquel que apoya a un gobierno cuyo único interés es hacer a los ricos más ricos y a los pobres más pobres”.

La conflictiva contradicción que surge de esto, quizás radique en que estas personas no parecen contemplar la amplitud del término pobreza ni ser partícipes del hecho de que cada relación entre dos personas supone un coste y de manera simultánea un beneficio, cerrándose a entender que no solo teñir de rojo la cuenta bancaria del prójimo supone un acto de empobrecimiento, y que a veces restar tiempo y energías a otros, cerrar puertas a la expresión y responder con negativas cuando de cooperar se trata, son gestos que consecuentemente agotan las existencias de la artillería necesaria para levantarse a diario y salir adelante, coartando a la persona afectada con un empobrecimiento personal como resultado. Ante todo esto a mi solo se me ocurre decir: ¡CUANTA TRISTEZA! y sentir IRA. No porque me parezca mal que el mundo crea en políticas de carácter social, sino porque resulta enfermizo percibir como muchos creen en ellas cuando el monedero les pesa demasiado por portar solo monedas y no billetes, pero no cuando se trata de enriquecer y mantener a salvo el más importante de los microsistemas sociales, la familia.

Y sí... me encanta la gente que parte de un credo deficiente y se justifica con agresividad, disfruto de tanta tiranía disfrazada por el carnaval de la demagogia. ¡ME ENAMORA! la idea de que cada día hayan más fachas en miniatura disfrazados de espíritus solidarios que van vendiendo su alma al diablo y al mundo su plausible actuación. Pero sobretodo, “me llena de orgullo y satisfacción” saber que tengo la gran suerte de encontrarme a una persona así de inepta y egoísta dentro de mi propia familia.

P.D: en pro de mi actitud positiva diré cuanto me alegro de que almenos la persona que inspira este texto haya tenido la sensibilidad de no procrearse y evitar así transmitir a generaciones futuras la estela de lacra que deja tras de sí. Mi más sincero agradecimiento.


[Feliz día a todos aquellos que hablan desde la izquierda y duermen en el lado derecho de la cama.]

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