martes, 9 de noviembre de 2010

EL HOMBRE Y EL MAR (XIV)



¡Hombre libre, tú siempre amarás el mar!
Él es tu espejo, tu alma contemplas
en el desdoblamiento infinito de sus olas;
tu alma es un remolino hecho de la misma amargura.

Te places en hundirte en el seno de su imagen;
lo abrazas con los ojos, con los brazos; y tu corazón
se olvida a veces de su propio rumor
al oír este quejido indomable y salvaje.

Los dos sois tenebrosos, los dos discretos.
¡Hombre, nadie ha profundizado jamás en tu alma!
¡Mar, nadie conoce tus íntimos tesoros!
¡Tan celosos guardáis vuestro secreto!

Empero, desde hace siglos infinitos
combatís sin piedad ni remordimiento,
hasta tal punto amáis la destrucción y la muerte,
¡oh eternos luchadores, hermanos implacables!


Baudelaire / Las flores del mal

P.D:mi inspiración se ha marchado y no me ha dicho a dónde, creo que se sintió ninguneada y humillada cuando sin avisarla la dejé en un callejón sin salida y sin nadie que la ayudase. Ahora le he explicado que no es nada personal, que yo solo cambié la introspección por la "mala vida", por las ansias repentinas de ampliar horizontes a modo de pasatiempo, pero no me cree... y no sé cuanto tiempo podré andar sin ella, no obstante, voy salteando palabras ajenas y haciéndolas mías, buscándome en párrafos con olor a marisma con la esperanza de que me guíen hasta aquel antiguo callejón.

3 comentarios:

  1. Siempre vuelve. La inspiración es como el dolor de cabeza, vuelve cuando menos te lo esperas (y cuando menos la necesitas).

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